martes, 17 de mayo de 2011


                                    

No somos seres humanos que gozamos de experiencias espirituales,
sino que somos seres espirituales que vivimos experiencias humanas.” Brian Weiss

Las tensiones del mundo actual afectan constantemente en nuestra vida diaria. Los momentos de relax y placer son cada vez más breves mientras las presiones y las exigencias del mundo exterior aumentan, de esta manera nos sentimos más y más agobiados.
A su vez  el miedo, que es un muy común hoy en día, también activa alarmas internas que nos obliga a protegernos. Ante esta avalancha de estrés, el cuerpo físico funciona en un estado acelerado de alerta y desencadena una sucesión de reacciones fisiológicas que debilitan poco a poco nuestra salud.

Por otro lado las creencias que son la base de nuestra personalidad, son la consecuencia de las experiencias positivas y negativas de nuestra vida, afectando a  nuestro estado de ánimo, relaciones, autoestima, salud, trabajo etc.
 La mente, puede transportarnos a la cima de la felicidad o a las profundidades de la desdicha.
Todos estos factores hacen que cada vez nos resulte más difícil conectar con nuestro Ser Interior y recordar  nuestra verdadera naturaleza espiritual.

               

 Es alentador saber que todos disponemos en nuestro interior de energías curativas capaces de desempeñar  un papel decisivo a la hora de mejorar nuestra salud, esta energía puede ser muy sutil, pero es sumamente poderosa.
 La medicina holística consiste en esto, en ayudarnos a conectar con  todo nuestro organismo, incluida la mente y el espíritu, para aprovechar los poderes curativos que tenemos.

La práctica regular de las técnicas holísticas constituye una herramienta de un valor incalculable para el mantenimiento y la recuperación de la salud.
La razón es que las energías mentales y espirituales influyen, sin duda alguna, en las reacciones físicas y químicas del cuerpo.

Con tanto en juego es imprescindible saber que existen diferentes métodos que nos  ayudan  a conectar con nuestro interior para  que cambiando nuestra  forma de ver la vida, empecemos a sanarnos desde un lugar no invasivo, con respeto y amor a nosotros mismos y que empecemos a ser conscientes de asumir nuestro poder a la hora de replantearnos cómo queremos cuidar de nuestra  salud.